domingo, 21 de febrero de 2010

Menuda borracherra, ¿eh?

La verdad que aunque me duela (la cabeza) tengo que reconocerlo.

Fui con la idea de ver cómo hacían el ridículo con sus ridículas presencias ‘arriba’ del ridículo escenario (y encima me hago llamar vuestra amiga). Reconozco que lo que pasó me dejó consternada. Lo que pasó es que me gustaron, me sorprendieron. No fue aburrido ni malo. Me hicieron bailar y darlo todo. Me hicieron corear sus canciones (aún sin quererlo). Me hicieron pensar: al fin tanto ensayo les ha valido para algo. Me hicieron girar la cabeza y ver las reacciones de la gente y eran buenas. Me hicieron sentir orgullosa, pensé: Esos son mis amigos.

No sé qué pasó ayer que DaCapo se engrandeció. Ellos estaban a gusto, creo que esa fue la clave. La Bar en posición delantera estaba segura de sí misma y lo bordó (no solo lo digo yo). La Sory con el micrófono que le hacía parecer más profesional impresionó a todos (sobre todo a mí). El Edu, qué decir, su dominio a la guitarra y su voz bonita, tuvieron al público prendado lo que duró el concierto, que fue poco.

Menos mal que no me lo perdí, pero el siguiente seguro que encima será mejor. Muy bien, Da Capo, muy bien.

PD. ¿Por qué no me puedo quitar de la mente la canción de Hipocondríaco?

1 comentario:

An_normal dijo...

Se me olvidó que Iria, con su implacable presencia, dio el toque de muñeca a este concierto.